viernes, 22 de julio de 2011

Maleta

Para el verano, me llevo "Los Enamoramientos", de Javier Marías, y dos de Bertrand Russell: "Political Ideals" y "The Problems of Philosophy".

También me llevo otros ochocientos libros más. Pero no teman, que aunque viajo low-cost no tendré que pagar por exceso de equipaje. Van metiditos en Calibre, por si necesitara descargármelos en el Kindle.

Este blog permanecerá cerrado hasta después de Ferragosto. Intentaré no asomarme a internet hasta entonces, a ver qué pasa. Si echan mucho de menos mi prosa pueden leer esto que escribí cuando era otro.

Pásenlo muy bien.

lunes, 11 de julio de 2011

Un año después

Cómo no lo voy a recordar. Nos juntamos los colegas históricos en casa de D., no tan jóvenes como Pedrito, pero más jóvenes que Puyol. Cuando marcó Iniesta nos volvimos locos. Al acabar pensé en mis padres, y en los de mis colegas: "Si hoy estos chavales han (hemos) ganado es porque ellos hicieron las cosas bien". En su honor, y en honor de la vigente campeona del mundo, ahora mismo me pongo la Roja y voy comerme un gelato.

sábado, 9 de julio de 2011

Recetas

Si el lector tiene tiempo libre, le recomiendo que vea estos dos documentales sobre la crisis económica: Debtocracy y Sobredosis. Ambos son productos de impecable factura técnica. También son muy tendenciosos. Y, ni que decir tiene (conocida es mi querencia a dar a mis lectores una de cal y otra de arena), ambos dan visiones opuestas sobre la crisis. Como se esperarán, ninguna de las dos me vale.

El primer básicamente nos cuenta la crisis de deuda griega desde una posición puramente anticapitalista y ha tenido mucho éxito entre los indignados. Me entero en él del concepto de deuda ilegítima, y de cómo en Ecuador, gracias a que decidieron dejar de pagar la deuda internacional (como saben los millares de ecuatorianos que viven en Madrid y en Milán), todo son sonrisas. Se agradece, eso sí, que los autores lleven sus razonamientos algo más lejos de lo habitual entre la Indignación: según ellos, Grecia debería salir del Euro, de la UE y echar a patadas al FMI. Aunque estaría bien que llevaran sus argumentos aún más lejos, y nos explicaran cómo irían tirando sin pedir dinero prestado. Si fuera ciudadano griego, también me gustaría saber qué piensan hacer para que su programa salga adelante, porque el documental tiene un tufillo de desconfianza hacia la democracia griega que, no sé, hace pensar que los autores creen que la cosa está para vanguardias revolucionarias que hagan lo que hay que hacer.

El segundo da una visión opuesta de la crisis financiera internacional y en él se nos explica que los estímulos aplicados por los gobiernos para ir tirando en medio de la crisis nos están precipitando a otra peor. Quién sabe si tendrán razón. Para estos señores, que opinan que no hay algoritmomás eficiente que el Mercado, habría sido mejor que la economía mundial se derrumbara: la que surgiría después del cataclismo iba a estar de coña. Ya saben, esa fe en el Mercado por la cual mejor esperar a que la temperatura suba diez grados y el Mercado empiece a notar que algo va mal, que intentar corregir el cambio climático ahora. De lo bien que habría venido un poquito más de regulación para evitar el mamoneo entre Moody's y Wall Street, que ellos mismos denuncian, ni mu.

Lo curioso es que no haya ningún documental que explique el denominador común de las políticas que, sorprendentemente, han adoptado la mayoría de los países occidentales (¿acaso porque no había otras mejores?). Sería un coñazo, como estas entradas sobre Economía que me estoy marcando, y no parece que estén los tiempos para estas cosas. Porque incluso quienes están actuando de un modo razonablemente responsable parece que, de cara a la galería, prefieren dar recetas con gancho como "usar los beneficios de los bancos para crear empleos", sin explicar cómo con una cosa se crea la otra, o si entienden por crear empleo poner al personal a colorear los adoquines de Sol. En fin, que seguiremos atentos a nuestras pantallas y seguro que nos acabaremos enterando ¿O no?

sábado, 2 de julio de 2011

Un artista y dos hipótesis


Leía ayer que se estrena en España la última película de Mateo Gil, Blackthorn. La verdad es que tiene muy buena pinta; espero sólo encontrar el modo de verla en Milán. Porque uno de los peores defectos de esta ciudad es la dificultad de encontrar películas en versión original: sólo algunos cines las programan dos o tres días a la semana. Por supuesto los italianos dicen que ir al cine en V.O. no sólo es un insufrible rasgo de cultureta por mi parte, sino algo innecesario, dado que la escuela de dobladores italianos goza de renombre internacional. Ante esto sólo cabe replicar que lo mismo se dice en España sobre los dobladores españoles, e inferir que lo mismo dirán en Polonia sobre los dobladores polacos. Para mí, ver las películas dobladas en español tiene un pase, pero verlas en italiano es ya otro cantar: prueben a imaginarse a John Wayne diciendo maledetto traditore y sabrán de qué estoy hablando.

Curioseando entre los reportajes y las críticas descubro que está protagonizada por Sam Shepard quien, nos dicen, es "una leyenda", a la que por supuesto yo no conocía. Echando un vistazo a su biografía descubro que este señor, aparte de ser un actor de éxito consagrado, ha tocado con Dylan, ha ganado un Pulitzer y desde hace tres décadas comparte lecho con Jessica Lange, que tampoco es mala cosa. Así que decido leer la entrevista que le hacen en El Cultural, que empieza fuerte: "Vivimos una era apocalíptica, en todos los sentidos". Yo no sé cómo se ven las cosas desde las doradas colinas de California, pero la última vez que me asomé al mundo (ayer, en la metropolitana di Milano) no vi al personal demasiado temeroso ante lo que se avecina. La entrevista (es mucho decir) contiene perlas similares, como la de que "El mundo entero está con pánico. Ahora mismo Arizona está en llamas", ante lo cual sólo cabe aconsejar al señor Shepard que no se le ocurra veranear en Galicia. Y no puede faltar la frasecita de rigor sobre la crisis: "Creo que no puedes ser un artista honesto si no reaccionas ante lo que está ocurriendo, ante la crisis global, que no es sólo económica, sino sobre todo de carácter ético".

Sólo se me ocurren dos hipótesis que expliquen el desconcertante hecho de que un respetado y polifacético artista suelte frases que denotan una (digámoslo así) percepción de la realidad manifiestamente mejorable. La primera es una hipótesis artística, a saber: que sólo desde ese estado espiritual (que, quizás, deba ser cultivado por el propio artista, por ejemplo leyendo sólo las noticias de incendios en los periódicos) puede uno ir a un set de rodaje y poner cara de guerrero crepuscular sin que los presentes se partan de risa en tu cara. La segunda es una hipótesis cínica, por la cual el artista sabe que soltando frasecitas de este corte -que probablemente no se cree- logrará proyectar una imagen de sensibilidad ante la situación actual que resultará atractiva para esos potenciales espectadores (la mayoría de los que pueblan las salas de cine en V. O.) que consideran esa sensibilidad una condición indispensable para alcanzar un elevado nivel artístico.

Son estas hipótesis cuya veracidad podría determinar discutiéndolas directamente con uno de estos artistas. Lástima que estemos hablando un experimento irrealizable, porque el día que me presenten a un artista le estrecharé la mano y ambos nos volatilizaremos, dejando sólo energía, ante el asombro de los presentes.