"Según el Congressional Budget Office, entre 1979 y 2007 las rentas del 90% de las familias ha disminuido novecientos dólares, mientras el del 1 % (de las familias más ricas) ha aumentado más de setecientos mil dólares".
Una idea similar leí en el prólogo del libro Hay Alternativas (libro que leo a ratos para ver si realmente las hay, y de cuya lectura intentaré dar cuenta en este blog, si es que no me puede la pereza). El prólogo lo firma un gurú del anticapitalismo, Noam Chomsky. En él, el lingüista norteamericano nos dice que:
"...para la gran mayoría de la población la renta disponible ha permanecido estancada mientras que la riqueza se ha ido concentrando, a un nivel abrumador, en una facción del 1 por ciento de la población."
Ambos están cerca de reformular el asunto de un modo que también ha tenido bastante pegada últimamente entre los críticos con el sistema, diciendo que cada vez "los ricos son más ricos y los pobres son más pobres". Sin embargo, la reformulación es inexacta, como lo son las afirmaciones de Saviano y Chomsky.
Para verlo, podemos centrarnos en EEUU e ir a ver lo que dice en efecto la Congressional Budget Office que cita Saviano. Como muestra la figura, extraída del sitio de esta oficina que hasta hace poco no tenía el gusto de conocer, es indiscutible que la proporción de la tarta de los ricos ha crecido notablemente entre 1979 y 2007 en EEUU. Sin embargo, dado que la tarta también ha crecido, en 2007 los pobres tienen más tarta de la que tenían en 1979. En particular, podemos ver en el informe (p.53) que la famila menos pobre del 20% de familias más pobres tenía unos ingresos de 18979 $ en 2007, superiores a los 15411 $ ($ de 2007) que la familia análoga tenía en 1979. La mejora es aún más notable si nos fijamos en la familia menos pobre del 40% más pobre, y se incrementa hasta llegar al famoso 1%. En resumidas cuentas: los ingresos de todas las familias han crecido, sólo que los de las más ricas han crecido más.
Son datos que hay que poner en su contexto, claro (por ejemplo, el flujo de inmigrantes que llegan a EEUU con una mano delante y una mano detrás, cuántas personas trabajan por familia, etc...). Podemos preguntarnos si las sociedades más equitativas también crean más riqueza: hay quien dice que es lo que pasa bajo presidencias demócratas. Pero estos datos muestran claramente que una creciente desigualdad no está reñida con una mejora de las condiciones de vida de los que menos tienen. Podría también argumentarse que gracias a que existe el incentivo de una creciente recompensa económica del éxito, la riqueza total crece. Y esto, indirectamente, hace que mejoren las condiciones de vida de los más desfavorecidos.
Los debates verdaderamente interesantes son estos. Lo difícil es llegar a ellos partiendo de premisas incorrectas. Y si uno parte deliberadamente de premisas incorrectas, la tarea se vuelve imposible.