martes, 19 de marzo de 2013

Réplicas trascendentes

Por increíble que parezca, en Italia también fue posible seguir la elección del nuevo Papa. Aunque no soy socio de ese club, seguí el evento con cierto interés: un poco porque creo que algo nos va a todos en la elección de quien estará al frente de una institución tan poderosa, y un poco porque creo que es inevitable sentirse atraído por un espectáculo tan solemne, pese a su punto pomposo y algo 'kitsch', como bien adjetivó Montano.  No sólo he seguido el evento, claro, sino que también he tenido tiempo de deternerme a leer lo que se decía en las páginas de análisis de los periódicos, que estos días se han visto invadidas por artículos de temática religiosa, por llamarlos de alguna manera. La mayor parte de ellos versa sobre si la Iglesia debe tomar tal o cual rumbo, asunto sobre el cual me siento tan legitimado para opinar como sobre la política de fichajes del Fútbol Club Barcelona. Pero estos días también es inevitable ponerse un poco místico, y por eso han aparecido otros de índole más trascendente. Y esos a mí, que soy  moderadamente aficionado a las especulaciones teológicas, son los que más me interesan. Entre otras cosas porque, al igual que el Papa (o eso dicen), soy un poco borgiano, es decir, admirador de Borges - con un Papa de por medio hay que aclararlo para evitar equívocos.

Ha habido alguno notable, como el de Félix Ovejero, quien antes del cónclave se dedicó a desentrañar los truquillos filosóficos del Papa saliente para que los del nuevo Papa no nos pillen desprevenidos. Pero también ha habido notables patinazos. Por ejemplo el del abogado Ruiz Soroa (autor por lo general de artículos de lo más razonables), quien poco menos que viene a decirnos que, dado que nadie ha podido probar como un teorema o entre probetas que la democracia es un sistema de gobierno bastante decente, ésta está basada en mitos como la dignidad del hombre (como si la Biología y la Psicología no nos hubieran enseñado nada sobre nuestras comunes capacidades de sufrir y gozar, como si la Historia y la Ciencia Política no nos hubieran enseñado nada sobre cómo organizar una sociedad donde la vida merece la pena ser vivida). Y hace pocas horas ha vuelto a las andadas Arcadi Espada, punta de lanza del ateísmo patrio, declarándose molesto porque un físico ha dicho que 'la ciencia no podrá ofrecer nunca respuestas a las cuestiones religiosas' (no deja de sorprenderme que esto siga siendo noticioso, cuando casi me parece más noticia encontrar a un científico que defienda que la Ciencia puede dar respuesta a esas preguntas). Entiendo que Espada considere que es mejor manejarse por la vida como si no hubiera Dios (le entiendo tanto...¡que yo mismo lo hago!) pero eso no nos dice nada acerca de su existencia.  Por cierto que más cerca de sacarme de mi agnosticismo ateizante estuvo Tsevanrabtan, que hace no mucho se nos declaró ignóstico (decubriéndonos de paso el término). Pero su postura tampoco me acaba de cuadrar: que haya definiciones de Dios no falsables lo que prueba precisamente es que la Ciencia, donde la falsabilidad es un criterio supremo, no tiene nada que decir al respecto...

Ya ven, he empezado con la elección del Papa y he acabado hablando de la existencia de Dios. No sabe nada la Iglesia.